Una lucha perpetua y sin tregua contra la vanidad, me impiden redactar algo que asemeje la forma de una autobiografía.
De que manera escribir sobre unos estudios de bellas artes que nunca cursé.
De unos premios que son agua pasada.
De unas exposiciones que guardo celosamente en la memoria.
Creo más bien en lo que dijo un sabio hombre:
Por sus obras los conoceréis.
Lo que se ve detrás de ellas, es lo que soy.
Algunas vuelan libres más allá de mi alcance.
Otras son como el perrito faldero que nunca te abandona.
Unas pocas me causan repulsión con el paso del tiempo.
Otras son una imagen triste que pregonan la alegría.
Todas son un boceto de lo que quisiera ser.
Un esbozo de mi meta personal.
No importa el autor.
El observador le da sentido y otra interpretación a la obra expuesta.
Saludos y que gocéis de la vida con plenitud.